domingo, 13 de noviembre de 2011

El asombro

Todo se empezó a pudrir cuando el ser humano (perdón: un grupo de seres humanos) descubrió que la noción de Poder estaba a su alcance. Que podía manipularlo, administrarlo. Que no había fantasmas ni entes todopoderosos; que por ahí había cuestiones que ameritaban una explicación; que quizá fáciles, lo que se dice fáciles de descifrar, no te eran, pero sobrenaturales tampoco. Parece paradójico, pero no lo es: las religiones fueron creadas cuando un grupo de privilegiados descubrió o se atrevió a seguir a la intuición, en la sospecha de que no había Dios.
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Dios es el antecedente lejano de otros valores inasibles y ficticios, como por ejemplo lo que se barajea en los mercados bursátiles: hay gente que se enriquece o se mata a causa de elementos intangibles cuyo valor viene dado por la especulación, las predicciones y las seudohistorias. Las acciones de un banco al entrar en crisis pueden originar tantas perturbaciones como el acto de ir a mearse en el Muro de los Lamentos o en el altar mayor de la catedral de donde sea.
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Cuando usted llega a tan rotunda conclusión y se da la circunstancia de que está rodeado de una manada de imbéciles (o de esclavos que no tienen tiempo de filosofar porque están ocupados en hacerlo rico a usted con su trabajo), que le otorgan a lo inexplicable o desconocido carácter místico, superior y por lo tanto aterrador, ya su negocio está asegurado: llega usted y se pone una sotana, batola o corona; agarra un cetro o se coloca un anillo con un mollejón de piedra; manda a unos esclavos a construir una catedral, mezquita o pirámide; escribe una historia de profetas, vergajos que caminan sobre el agua, resucitan, vuelan; putas que fornican sin perder la virginidad; se hace rodear de otros coños que se visten con el mismo boato que usted pero no tanto para no opacar su jerarquía; se inventa un ritual, homilía, liturgia y tal, y listo: usted acaba de inventar una religión.
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Cuando simplemente sentíamos que teníamos por encima a seres superiores, cojonudos y descomunales, contra los cuales era imposible pelear o aunque sea intentarlo, estábamos en una etapa cercana a la pureza; esa etapa es el asombro. Pero alguien descubrió que el Poder no es un asunto ajeno a nuestra mente sino que, producto de ésta, podíamos usarlo para nuestro beneficio; ese es el momento en que dejamos la etapa más o menos inocente y pura del asombro y pasamos a ser sus gerentes: sotanas, incienso, mitos fundacionales, tesoros y ejércitos: el nacimiento de toda esa parafernalia pertenece al instante en que los acomodados, los que tienen tiempo para filosofar, para detenerse a pensar, superaron el trámite del miedo y pasaron a convertirse en encarnación de dioses terribles y miseriocordiosos al mismo tiempo.
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Cuando la humanidad en pleno entienda que nadie va al infierno por patearle el culo o escupirle la cara a los estafadores de la fe, habrá una verdadera revolución y las gentes seremos asombradas y felices para siempre.


5 comentarios:

Anónimo dijo...

Jose como mi contribucion a esta sana discusion te dejo por aqui este enlace a "El Diccionario del Diablo" de un escritor gringo llamado Ambrose Bierce. Creo que te pueda interesar.
http://www.ciudadseva.com/textos/otros/dicdia01.htm

Anónimo dijo...

Dios ha muerto, parece que lo mataron los hombres. F. Nietzsche

Anónimo dijo...

Hablando de asombro vacila los personajes...

http://www.fubiz.net/2011/11/17/unhate-posters/

Anónimo dijo...

Pana si quieres asombrarte (si es que todavia se puede en este pais) revisa quienes son los invitados a las ferias de aragua 2011, organizadas por la Gobernacion bolivariana del revolucionarisimo Rafael Isea.

http://www.livetickets.com.ve/

Anónimo dijo...

Cuando la humanidad en pleno entienda que nadie va al infierno por patearle el culo o escupirle la cara a los estafadores de la fe, habrá una verdadera revolución y las gentes seremos asombradas y felices para siempre.
AMEN... ASÍ SEA