Apenas a minutos del final del domingo 23, decidí hacerle algún pequeño homenaje a Domingo Alberto Rangel, muerto justo este domingo que acaba de terminar. ¿Un homenaje a ese antichavista? Sí, a ese antichavista. Porque justo este fin de semana, en sucesivas (e inconexas entre sí) conversas se repitió una misma idea, una misma preocupación, una misma extrañeza: hay gente que cree que Capriles Radonski, y lo que él representa, son una clase de enemigo de la misma naturaleza que cualquier adeco o pobre confundido. Y más de un chavista tampoco ha detectado esa diferencia. Hay que desmenuzar mejor esa idea, porque es algo compleja a pesar de su aparente sencillez.
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Breve paréntesis. Creo que quienes tenemos y hemos tenido responsabilidades comunicacionales pequeñas, medianas o altas en el proceso de difusión de lo que es la Revolución venezolana hemos fallado en algo vital, crucial, importantísimo; algo que requería y requiere una atención urgente: hay que hacerle comprender a nuestra gente pobre, a nuestro pueblo expoliado por siglos, que la actual guerra que vive el planeta es una entre unos multimillonarios asesinos depredadores, y la gente pobre que necesita y está empezando a moldear un mundo distinto a esta mierda que nos hicieron construir los ricos.Tal vez una de nuestras fallas haya sido la enfermiza fetichización de la literatura marxista y del lenguaje pesado y pastoso de los filósofos; otra, el muy burgués y elitesco canon de quienes sostienen que quien no se trague cientos de libros queda fuera del rótulo "revolucionario". Son sospechas apenas. Lo cierto es que la idea de que hace miles de años hay una lucha de clases debe masificarse (y tiene que haber una forma de contar de qué se trata sin parecer una momia y oler a naftalina), porque de lo contrario no sabremos ni siquiera identificar a nuestro enemigo. Ese que sí sabe identificarnos a nosotros, y sabe también poner a muchos de los nuestros a votar por esperpentos de la ultraderecha como por ejemplo el Capriles.
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Gustavo Borges (el23net.blogspot.com) se preguntaba en Facebook cómo era posible que hubiera gente pobre dispuesta a votar por Capriles. El desconcierto es genuino. Porque Capriles no es cualquier adeco, no es un escuálido promedio de esos que pegan unos gritos, repiten lo que dicen los dirigentes antichavistas en Globovisión y al final del día se van a mercal a hacer unas compras. No: Capriles Radonski es el instrumento de un poder multinacional que lleva cientos de años despedazando personas, sojuzgando pueblos, quebrando y saqueando países. La gente pobre que ha de votar por él no cree, no sabe, no entiende el inmenso peligro de entregarle el control del Estado a semejante engendro, y los responsables de esa incomprensión, repito, somos nosotros. Los que en vez de andar haciendo chistesitos y mostrando a un Capriles medio pendejo, pajizo y homosexual, como si esas cosas fueran un crimen, deberíamos andar buscando la forma de masificar el conocimiento de la amenaza verdadera: si Capriles gana nos quedaremos sin país.Lo desesperante es que uno lo dice así y pareciera una cuña proselitista más a favor de Chávez. Pero no: esto no es un llamado a "votar contra el majunche" (ese es el lenguaje chavista, pesuvista o chavero estándar), esto es una voz de alerta dirigida a la gente que cree que Capriles es un bobo que cuando pierda se irá a su casa a llorar su derrota, y si gana entonces reconciliará al país y le dará más fuerza a las Misiones. Tarea pendiente: salir (y sacar a los nuestros) de ese letargo, de ese error monumental que llevará a mucha gente pobre a entregarle su voto a este instrumento de los mayores asesinos del planeta.
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¿Qué tiene que ver todo esto con el recién fallecido Domingo Alberto Rangel? Tiene que ver con que este caballero, en su furibundo antichavismo, sabía lo que estaba pasando en el mundo y en Venezuela. Hay varias formas de llegar a ser antichavista y de ejercer el antichavismo. Una es la estupidez y la ignorancia; otra; la consciente militancia en un proyecto de continuidad y fortalecimiento del capitalismo. Y hay otra, que aunque nos adverse y nos señale, proviene la conciencia de un ser nacional, de la comprensión de la historia y del legítimo desacuerdo con nuestro proyecto de país, sin caer en la automática adulación de cualquier monigote que se monte en la palestra a echarnos mierda. Antes de ser antichavista, Domingo Alberto Rangel fue militante de algo que es extraño a mucha gente, todavía a estas alturas del siglo: una singular esperanza de que Venezuela puede ser un país reconciliado y fuerte.En el año 2002, año de gravísimas y peculiares resonancias para nuestra historia reciente, lo expresó de esta manera:
(Aquí, el enlace al artículo completo: http://www.analitica.com/bitblioteca/dar/paro.asp. De ese texto queremos resaltar el párrafo final):
¿El rostro del fascismo?
Estos episodios del paro, las cadenas tácitas de TV y las muchedumbres, me han demostrado cuán encarnizada y feroz puede ser la reacción derechista. En Las Mercedes he visto esos excesos de lacanaille dorée [canalla dorada] como la llaman los franceses. Cerca de mi casa hay dos negocios, uno de ellos, La Crocantina, vende exquisiteces y el otro, Katia, es un cafetín de comida árabe. A ambos se les obligó cerrar. Vi, desde pocos metros, cómo una muchedumbre de damas piadosas amenazaba a los dueños de aquellos negocios con quebrarles las vidrieras. Al día siguiente de este episodio, no pude tomar el metrobús en Chacaíto para llegar a mi casa e hice ese recorrido hasta Las Mercedes a pie. En la avenida principal de Las Mercedes vi, a pocos pasos del automercado Cada, al dueño de un puesto de periódicos, situado frente a la bomba Texaco, arrojar lágrimas. Se le había obligado a cerrar el kiosco. El hombre me dijo, mientras corrían las gotas por sus mejillas, que a la Casa del Llano, muy cerca de aquel lugar por la avenida Río de Janeiro, le habían roto dos cristales. Quiero decir algo que pertenece a mis principios: Venezuela no retrocederá a los tiempos deBetancourt o de Pérez Jiménez. Nada tengo en común con Hugo Chávez y lo he combatido desde el día en que triunfó por primera aquel 6 de diciembre de 1998. Muchos dueños de canales de TV y de periódicos que hoy le combaten, palmotearon sus espaldas embargados por el goce. Sigo siendo enemigo político de Hugo Chávez y lo seguiré siendo. Pero no soy tan cretino para abrirle las puertas de un país, que a mí me ha costado cárceles y aislamientos, al fascismo más sanguinario.