El 18
de febrero se cumplieron 30 años del “Viernes Negro”. Ahora, 24
años del Sacudón (mal llamado Caracazo, ya que todo comenzó en Guarenas y no en
Caracas). El año 1983 es un antecedente importante de 1989. El primero fue el
año de quiebre entre la Venezuela de la abundancia (para las clases
privilegiadas) y la Venezuela del aterrizaje en la cochina realidad; el
segundo, es el año de quiebre entre la Venezuela expoliada y la Venezuela en
rebelión. 1989 no se comprende sin escudriñar 1983.
Para unos cuantos venezolanos esos episodios (Viernes Negro y Sacudón-27 de febrero) constituyen
referencias claras, porque muchos los vivimos y tuvimos conciencia política del
momento. Sabíamos lo que sucedía o teníamos al menos una vaga noción de ello.
Pero hay una generación escasamente informada (o totalmente desinformada) al respecto. Voy a
dividir los datos, extraídos de una búsqueda simple en la página del Instituto
Nacional de Estadísticas:
- Los venezolanos que hoy tienen entre 20 y
39 años (11.740.178 del total de 28 millones que somos) no habían nacido,
acababan de nacer o eran muy jóvenes para entender desde su ocurrencia el
alcance, la importancia y el dramatismo de aquellos hechos.
- Más de 9 millones tienen 14 años o menos.
- Es decir: existen más de 20 millones de venezolanos
para quienes eso del Sacudón o Caracazo, eso del Viernes Negro y eso de
los crímenes y genocidios del Estado adeco, son historia antigua que es
mejor borrar de la memoria o tal vez fantasías de comunistas. Fantasías
que tal vez Globovisión ayude a explicar “mejor”, o a manipular y
retorcer a su antojo.
- Un venezolano que hoy tiene 35 años, tenía
5 años en 1983 y 11 años en 1989. Es probable que recuerde los eventos del
89, pero puede decirse que no VIVIÓ lo que significó aquella rebelión
ahogada en sangre. Un muchacho de 11 años está pendiente de resolver o
vivir cosas muy importantes para un ser humano (la escuela, los síntomas
de la preadolescencia; poco más que eso) pero no está pendiente del país,
la política o la historia en desarrollo. A quienes eran así de jóvenes se
les está tratando de ocultar hoy quiénes fueron los culpables de aquellas
desgracias. Ahora, muchos de los responsables de esas desgracias o sus herederos
políticos quieren regresar al control del Estado.
Me empecé a
dar cuenta de lo dramático de esta situación hace poco, escuchando a ese
monumento a la estupidez llamado Carla Angola: la tipa le decía a uno de esos
imbéciles “dirigentes estudiantiles” de la derecha que el empeño chavista en
recordar los atentados a la verdad por parte de los periodistas en 2002-2003;
ese recordar del golpe de Estado y ese constante rememorar el sabotaje
petrolero, son “un fastidio”. Y es fácil creer que sus interlocutores lo
aceptan: esos muchachos que hoy tienen 18 tenían 8 ó 9 en 2002-2003 y tal vez les
importa poco lo que pasó en aquellos años (ya sus padres se lo contaron como
les dio la gana).
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De allí la
importancia de volver siempre sobre la Historia. O mejor: de renovar y refrescar
la relación del ciudadano con su Historia. En las escuelas debería haber una
materia o cátedra llamada Historia del Pueblo de Venezuela: todos sabemos o
creemos saber qué hicieron los “grandes hombres”, pero casi nunca sabemos del
valor del anciano que vive a nuestro lado. De ese anciano que se llevará sus
recuerdos a la tumba. Pero (este pero quisiera que se viera enorme, desafiante por concluyente):
PERO YA ESTÁ BUENO DE "ANALISTAS"
Y "ESPECIALISTAS"
En un tiempo que queremos galvanizar en la memoria colectiva como el del protagonismo del pueblo va siendo hora de que la gente le cuente a la gente su vivencia. ¿Gente? Cierto: hay que especificar y aclarar: es una perversión que sólo quienes chapean con títulos de historiador, sociólogo, sicólogo y demás ólogos hayan sido ungidos como los autorizados para explicar qué sucedió o sucede en el país. La tarea de contarnos no debe ser tarea de ilustres académicos hablabonito que el día del peo estaban guardados en sus quintas de El Cafetal o en sus apartacos de Bello Monte. Cosa triste: uno pudiera creer que los antichavistas son los únicos en segregar y despreciar el decir del pueblo humilde y sin formación académica, pero resulta que entre nosotros, dentro del chavismo, también hemos conformado la respectiva corte de declaradores de clase media que pretenden ser especialistas en riquimbili sin haber visto nunca una riquimbili.
Los muchachos deben enterarse, por boca de los menos jóvenes que protagonizaron o al menos presenciaron en vivo la magnitud del vuelco histórico, de cuáles eran los signos perceptibles en la sociedad. Bueno, sí va, arréchense si quieren: el señor Gustavo Menoni, habitante de La Cañada, sabe lo que es un asesinato múltiple a manos de la policía, porque él lo vio en el estacionamienbto del bloque donde vivía en el 23 de Enero; el señor Luis Britto García no sabe un coño de eso, pero es Britto y no Menoni quien sale cada 5 minutos a hablar vergas por televisión.
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Paréntesis. Hace unas semanas, un gringo mamagüevo nombrado Jon Lee Anderson (un intelectual muy adulado entre la sifrinería académica escuálida y chavista por igual; al final en esos gremios de tragalibros todos terminan cayéndose a besos) escribió un mamotreto titulado "El Poder y la Torre" (http://prodavinci.com/2013/01/28/ciudad/el-poder-y-la-torre-por-jon-lee-anderson/), un intento tan eficiente como puerco, muy bien escrito y muy hijo de la gran puta, destinado a convencer a la gente de algunas vainitas de este color:- Que la Venezuela de 1983 era modelo de desarrollo y democracia, porque entonces se inauguraron el metro y el Teatro Teresa Carreño;
- Que la Torre Confinanzas (ahora la llaman "Torre de David"), ubicada frente al elevado de la avenida Andrés Bello de Caracas, es una maqueta fiel y exacta de Venezuela, porque tanto en la torre como en el país gobernamos los malandros, los criminales y los feos. No ellos, los lindos niños que estudiaron en Oxford. Pues resulta que NAOU, men: en Venezuela gobierna el lumpen.
- Que el escritor y periodista Jon Lee Anderson sabe más que cualquier habitante de San Agustín (barrio del que dice esto: "...puede verse la basura rodando entre pendientes fangosas, un laberinto de ranchos y callejones mugrientos. Me dijeron que no me bajase en la cima, para evitar el riesgo de ser asaltado") que Venezuela está hecha mierda, y por lo tanto los habitantes de San Agustín son unos subnormales. Si Jon Lee viviera en San Agustín votaría contra Chávez, y en cambio esos negros del coño votan por el tipo que no les ha ido a recoger la basura de sus "callejones mugrientos". Ah, pero ve tú: Jon Lee no se baja en San AGustín porque saldría violado.
Las reacciones a este artículo fueron casi inexistentes del lado del chavismo. Pero del lado del antichavismo los comentarios fueron más o menos en esta tónica: "Qué terrible realidad y qué valiente Jon Lee. Gracias Jon Lee, por mostrarnos este país corrompido".
Pero de bolas que se entiende: el antichavismo sifrino (tal vez no el pueblo pobre antichavista, que es otra cosa) es un conglomerado de mamagüevos que no conocen al país y por eso lo desprecian, y basta que venga un gringo pajúo a retratarles el país dantesco que ellos quieren creer que existe, para que crean que eso que narra el Lee es la verdad. Incapacitados por el miedo a conocer a Venezuela (¿o no fue un sifrino el que le recomendó no ir para San Agustín?) y a hablar con la gente a ver por qué sale en masa a darle amor a Chávez, prefieren comprarle su maldito reportaje al Jon Lee.
Repito: que así se porten los escuálidos es entendible. Pero ¿no estaremos haciendo nosotros lo mismo, al poner a Román Chalbaud a contar una versión de un Caracazo que él seguramente "vivió" debajo de la cama de algún hotel en Aruba?
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Aporte personal: hace ya un rato me he estado negando a aparecer en televisión o a participar en foros. No porque no haya vivido de cerca o desde adentro algunos eventos graves, sino porque ya dije al respecto lo que tenía que decir y es una recontrasoberanísima estupidez que siempre inviten a la misma docena de "especialistas" a decir las mismas vergas cada año, cuando si de algo debe estar orgulloso este pueblo es de la cantidad de gente que habla sabroso en esos barrios y campos, pero que nunca serán llamados especialistas.
Artículo referencial:
Otro:
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Ya antes hablábamos de los recuerdos que revelan cierta perversidad relacionada con la
fecha 23 de Enero. Fecha que nos han vendido como “de júbilo”. Se nos ha dicho
que el 23 el pueblo salió a celebrar “jubiloso” en las calles la caída de la
dictadura de Pérez Jiménez. Nosotros no recordamos lo que realmente sucedió,
así que lo aceptamos porque nos lo dijeron.
Pero casi
nunca se nos recuerda, por ejemplo, que el día 23 de Enero los adecos y
copeyanos estimularon a las masas enfurecidas para que linchara a los
funcionarios del régimen que caía. Muchos policías y empleados públicos fueron
degollados y despedazados en las calles, bajo la acusación de ser “esbirros”.
Esos mismos que aprovecharon la rabia del pueblo para ejecutar su venganza de
clase política de manera sangrienta fueron desalojados del poder hace 14 años y
nadie les ha tocado un cabello. Cierto es que parte del castigo vino solo, a
base de olvido: nadie recuerda que personajes tan repulsivos como el Consalvi,
el Ciliberto y el Morales Bello fueron presos políticos, que fueron torturados
en los 50. De nada les valió que quisieran usar ese pasado para tratar de
obtener aunque sea una sonrisa, un aplauso o unas migajas de respeto. La
historia los desalojó para siempre de los afectos del pueblo, y vaya que ha
sido barato el castigo, en comparación con el daño espantoso que le ocasionaron
a la sociedad a su paso por el control del Estado.
1) Ya los opinadores habituales contamos y dijimos lo que teníamos que decir y contar.
2) Hay que buscar a otras vocerías, al pueblo profundo que siempre ha sido silenciado, para que sean sus echadores de cuentos los que narren lo narrable.
3) Debemos borrar de una vez por todas el precedente del sujeto de verbo entrenado para los auditorios, que a causa de la excelencia de su lengüeteo pareciera ser el dueño de la verdad.
No me inviten para esas vergas, pero si quieren que les colabore puedo darles contactos de gente de los barrios y pueblos que nunca ha hablado en TV, y que de pronto puede soltar algún por ahora monumental. Los hay en todas partes. Sólo hay que buscarlos y caerles.
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Para cerrar, y para que quede claro. Ya está bueno de que los mismos opinadores y "analistas" hablemos en los foros y programas de TV sobre estos acontecimientos. No sólo porque uno al final no es especialista en nada, sino porque:1) Ya los opinadores habituales contamos y dijimos lo que teníamos que decir y contar.
2) Hay que buscar a otras vocerías, al pueblo profundo que siempre ha sido silenciado, para que sean sus echadores de cuentos los que narren lo narrable.
3) Debemos borrar de una vez por todas el precedente del sujeto de verbo entrenado para los auditorios, que a causa de la excelencia de su lengüeteo pareciera ser el dueño de la verdad.
No me inviten para esas vergas, pero si quieren que les colabore puedo darles contactos de gente de los barrios y pueblos que nunca ha hablado en TV, y que de pronto puede soltar algún por ahora monumental. Los hay en todas partes. Sólo hay que buscarlos y caerles.
3 comentarios:
No siempre estoy de acuerdo con las cosas que dices, pero cuando sí, te lo digo. Muy buen artículo.
¿y cual es tu opinión sobre lo que dijeron giordani y barreto a tu estimado john lee?
No sé qué dijeron Barreto ni Diosdado sobre el gringo comemierda.
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