domingo, 20 de junio de 2010

Monte Ávila, los concursos y los autores inéditos

Quiero hacer un "análisis de situación" sobre el certamen denominado "Concurso Literario para Autores Inéditos 2010", de Monte Ávila Editores. Este año fui jurado de la mención Narrativa junto con Krina Ber y Orlando Chirinos. Enumeraré aquí la serie de trabajos que me gustaron, y sus autores.
Debido a las normas del concurso el jurado no estaba autorizado para otorgar menciones honoríficas y ni tan siquiera nombrar en el veredicto otras obras que no sean las ganadoras, pero esto no es un documento legal o formal sino el resumen de las obras que me impactaron gratamente, además de las ganadoras (Mujer de tiza, de Daniel ALberto Linares; Los impresentables, de Raymond Nedeljkovic; Las trinitarias y Barba Azul, de Carolina Álvarez):

De los años malditos (Celia Mercedes Alviárez)
Metafísica del Azar (Omar Elías Osorio Amoretti)
Otros relatos y El Panteón de los suicidas (Alirio Alberto Hernández)
Los sueños de Sofía (Javier Alarcón)
Tercera persona (Gregorio Maita)
Cuaderno azul (Ricardo Ramírez)
De putas y cuchillos (Aquiles Zambrano)
Exilios (Alejandro Sebastiani Verlezza)

Algunas de estas obras fueron también del agrado de Krina u Orlando, pero sólo las ganadoras contaron con el voto favorable de los tres miembros del jurado.
Ahora, algunas reflexiones al respecto. Están originalmente dirigidas a los organizadores del certamen, por eso leerán algunas observaciones dirigidas en segunda persona.
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Mientras leía las obras participantes recordé los tiempos más o menos remotos en que yo participaba en concursos literarios "para jóvenes escritores", y lo que más fácil recuerdo es esa sensación amarga, molestosa, que se apoderaba de mí cuando mi trabajo no era premiado (no tenía por qué serlo, por cierto) y ni tan siquiera mencionado. Claro que comprendo que es preciso tener un mínimo de temple, humildad, madurez y serenidad para soportar y aceptar una noticia tan simple e inofensiva como esa (no gustó tu obra o había otras mejores), pero vaya: muchos de los textos de esta muestra en particular nos gustaron y sus autores deberían saberlo. Es lo mínimo que debería ocurrir en el marco de un concurso que se supone es para buscar a los escritores que tienen condiciones para desarrollarse como tales y estimularlos.

Le decía a Krina que voy a enviarles correos personalizados a aquellos compas cuyos libros revelan algún talento o destreza, para darles una palabra de apoyo o estímulo, y con eso creo que quedará solventado este asunto. Pero van de todas maneras mis observaciones a la editorial:

1) No veo ninguna razón (estoy seguro de que no la hay; tan sólo leo una norma vacía y sin sentido alguno) para que Monte Ávila restrinja de una manera tan tajante la posibilidad de que se hagan públicos los nombres de autores y obras muy buenas que no fueron premiados. Que la editorial limite el número de obras a ser publicadas, se vale y se entiende desde el punto de vista presupuestario. Pero que esté prohibido publicar en el veredicto la decena de libros arrechísimos que leímos me parece un gesto que niega la intención del concurso. No veo por qué tiene que ser un asunto confidencial, interno y secretísimo de Monte Ávila el hecho de que a Orlando, Krina y el Duque nos gustaron unos cuantos libros aparte de los ganadores. ¿Qué gana la editorial con hacer punto de honor en la consolidación de una imagen de institución hermética y misteriosa? ¿En qué los afecta el que por facebook o donde sea se hable de menciones, finalistas y tal? Sí, ya sé que la figura "no existe" en el sistema ritual de la editorial, pero ¿en qué los afecta que se propague este tipo de cosas?

2) Lo otro no es una observación a ustedes específicamente, es más bien una reflexión que les extiendo a todos a ver si la discutimos, la desarrollamos o tan sólo la comparto (me sirve para socializarla). Yo creo que a estas alturas de nuestra historia rumbo a la democracia directa, y en el punto en que estamos en materia de tecnologías de la información, va perdiendo sentido el que sigamos manteniendo el trámite de los concursos como método para convocar, "descubrir" y publicar autores y obras. La noción misma de competencia niega de plano el tipo de sociedad que estamos en el trance de construir: una donde yo no soy mejor que mi hermano y por lo tanto no necesito demostrarlo y mucho menos ante un gran jurado que dictamina que mi obra es "superior". En un certamen donde participaron 40 obras hay tres ganadores, y eso sería más o menos digno de aplauso de no ser por el complemento de la noticia: hubo 37 perdedores. Para colmo, de esos 37 perdedores hay unos cuantos con talento y garra pero la editorial considera que difundir sus nombres no procede. Tres ganadores y 37 frustrados: así se construyó la tragedia planetaria llamada capitalismo, mediante procedimientos malsanos que me quieren hacer creer que vivir en sociedad es lo mismo que vivir en la selva: sobreviven los más aptos, y los demás pues que coman mierda, ¿quién los manda a ser inferiores?

Les dejo eso, pues, a ver si damos esa discusión o la dejamos de ese tamaño.