martes, 23 de marzo de 2010

Candelas de verano

No sólo el Ávila: la vegetación arde en verano en toda Venezuela. Quien quiera toparse con un incendio sólo tiene que estar despierto.
Este nos agarró en El Cogollo (Cojedes) el 25 de febrero, 1:30 am (video de José Manuel Armas):


miércoles, 17 de marzo de 2010

Nombres

Las carreteras venezolanas están llenas de hitos para el recuerdo. Cuando llegan los inevitables momentos en que la contemplación gana la partida comienza uno a detenerse en detalles como por ejemplo los nombres de los pueblos y caseríos. En la belleza de algunos, en su sonoridad (sin esfuerzo me remonto a Curimagua, Tucaní, Capatárida), y a veces también en los que desafinan, o tal vez es que lo agarran a uno con el oído desprevenido (Turturia, Bobures, Burere).
También están los nombres que lo enganchan a uno, no por su sonido armonioso o "desafinado" sino por la calidad de lo que evocan. Tengo estos, a uno y otro extremos de las preferencias:

Agua Hedionda (Guárico)


El Desengaño (Falcón)

martes, 9 de marzo de 2010

Adobes, conversa, canto, Cayapos y Tiuna El Fuerte (El Cogollo, Cojedes)

Temprano, tipo 6 am, preparando la tierra, la paja y el sancocho, y jodiendo:


Pisando barro y jodiendo:


Utilizando los moldes para los adobes, y jodiendo:


Llenando una carretilla con barro, y jodiendo:


Usando el molde, grabando, echando fotos y jodiendo:


Free Style con cuatro, mandolina, tobo, botella y maracas:


Hip Hop con cuatro y mandolina:




La hora de la conversa, en serio y jodiendo:







































La palabra

Ramón Mendoza me recordaba en estos días que en al principio fue el verbo, que al menos eso dice uno de los mitos fundacionales más galvanizados en nuestro subconsciente. Que es preciso serle responsablemente fiel a su contenido. Uno sabe que la acción no debe traicionar lo que el verbo echa a rodar por las calles y las conciencias. Pero tiene que producirse un percance doloroso o entristecedor para dar con toda la rotundidad de ese desafío. ¿Lo pensaste y lo dijiste? Hazte responsable de ello ahora. El pensamiento también es palabra.
Puedo decirlo sin pudor y sin modestia: esta palabra es poderosa, es cautivadora, es inmensa. Tanto, que cuesta mantener la lealtad a su estatura. Es la tarea revolucionaria de la segunda parte de mi vida: parecerme a lo que escribo.
Jamás seré idéntico a este verbo, pero en el banquillo de mis adentros pongo la promesa de no volver a traicionarlo, porque les duele a quienes me colocan en el mismo pedestal de mi palabra, y me duele profundamente a mí.
En esa dirección vamos caminando.